Volkswagen Golf GTI Mk1 (1976)

Serie Volkswagen (customizado)

MATCHBOX MAINLINE

Corría el año 1960 cuando en Volkswagen saboreaban las mieles del éxito gracias a su mítico escarabajo, un modelo que les había proporcionado fama a nivel mundial y que gozaba de gran aceptación social en todos los mercados. Más de un millón de ejemplares circulaba por las carreteras de todo el globo, batiendo récords mundiales de producción e, incluso los estudios Disney lo llevaban a la gran pantalla en 1968 para protagonizar la película Ahí va ese bólido.

Pero el paso del tiempo no perdonaría al simpático Herbie y, a finales de esa misma década, una dura crisis de ventas haría temblar los cimientos de la compañía. La ausencia de un relevo definido para su modelo estrella, junto con una gama anticuada e incapaz de hacer frente a las nuevas propuestas de Opel, Renault o Ford, barrerían del mercado a la firma de Wolfsburgo. La solución a todos estos problemas la traería un novedoso modelo con nombre de corriente oceánica - Golf-Strom - que revolucionaría, por completo y para siempre, la trayectoria del grupo teutón: el Volkswagen Golf.

A comienzos de la década de los setenta, el portafolio de Volkswagen estaba compuesto por el veterano Tipo 1 escarabajoy por los poco agraciados Tipos 3 y 4. Todos ellos adolecían de una mecánica arcaica de concepción trasera y refrigeración por aire, que no sólo resultaba poco atractiva para el posible comprador, sino que lastraba técnicamente a sus futuros reemplazos.

La necesaria evolución mecánica llegaría de la mano de las recién absorbidas Auto Unión (comprada a Mercedes Benz en 1965) y NSU Motorenwerke AG (adquirida en 1969), cuya tecnología y conocimientos resultarían fundamentales para que Volkswagen desarrollase sus nuevos motores de tracción delantera y refrigeración por agua.

El encargado de estrenar esta nueva concepción mecánica sería el K70, que aun habiendo sido desarrollado por NSU a finales de los años sesenta se presentaría y comercializaría bajo la enseña de Volkswagen, pero al resultar un automóvil más caro y costoso que sus antecesores, ni cuajaría en el mercado ni pondría freno a la sangría de ventas y resultados.

En paralelo a la comercialización del K70, y a sabiendas de que el cambio de rumbo resultaba impostergable, el nuevo presidente de Volkswagen, Kurt Lotz, decidiría invitar a Wolfsburgo a un joven diseñador italiano llamado Giorgetto Giugiaro, que unos días después volvería a su estudio en Turín con el encargo de diseñar un nuevo coche del segmento C, con carrocería de dos volúmenes y versiones de tres y cinco puertas. Giugiaro aplicaría al nuevo Tipo 17 (llamado así en su nomenclatura interna) su particular estilo origami, caracterizado por unos planos muy marcados y unas esquinas angulosas y afiladas.

El resultado sería un hatchback rompedor, con una carrocería monocasco de tamaño compacto y capacidad para cinco ocupantes con 300l de espacio en el maletero. El novedoso diseño, con sus característicos faros redondos en los extremos del frontal, entusiasmaría rápidamente a Lotz, que llegaría incluso a despedir a ciertos responsables económicos del proyecto por las continuas trabas al desarrollo del mismo.

En el apartado mecánico, el Tipo 17 equiparía dos únicas motorizaciones de 4 cilindros en línea, refrigeradas por agua y alimentadas por carburador simple. Se trataría de un 1.1l de 50cv, con transmisión manual de cuatro velocidades y 140km/h de punta, y de un 1.5l de 70cv, de serie también con transmisión manual (con la opción de montar una automática de tres) y 160km/h de velocidad máxima.

La disposición delantera transversal del motor sumada a la suspensión tipo McPherson, le proporcionarían una muy buena estabilidad en curva junto a un excelente confort de marcha. Los frenos serían de tambor en todas las versiones, aunque el acabado más lujoso permitiría equipar de fábrica, como opción, frenos de disco delanteros.

Los interiores serían sencillos y espartanos, con un tablero de instrumentación sin cuentarrevoluciones que integraría la radio y los pocos mandos que el conductor tendría a su disposición. El conjunto lo completarían una guantera espaciosa bajo ella y un cenicero en la parte central.

EL GOLF GTI (MK1)

La presentación oficial del Golf, tendría lugar un 21 de marzo de 1974 en el Salón del Automóvil de Ginebra. Apenas unas semanas más tarde, las primeras unidades del nuevo modelo saldrían de las líneas de montaje de la planta de Wolfsburgo, comercializándose de inicio en cuatro versiones: Golf, Golf L (ambas asociadas al motor de 1.1l), Golf S y Golf LS, que sería la más equipada y dispondría de opciones como los faros halógenos o el desempañante trasero eléctrico.

En 1975, coincidiendo con el inicio de las exportaciones a EE.UU. (bajo el nombre de Volkswagen Rabbit), llegaría la novedosa motorización Diésel de 1.5l y 50cv, que supondría una auténtica revolución por las extraordinarias cifras de consumo que arrojaría y por ser el primer automóvil de su segmento en equipar un motor de estas características. Pero lo mejor estaría por llegar y, en 1976, coincidiendo con la fabricación del Golf 1 millón, nacería el verdadero protagonista de nuestra historia.

Al igual que muchas de las grandes ideas del pasado S.XX, los primeros pasos del Golf GTI se darían en un pequeño garaje doméstico. Concretamente en el de Anton Konrad, por aquel entonces director de Relaciones Públicas de Volkswagen. Konrad, idearía en su cabeza el desarrollo de un Golf mucho más divertido que, manteniendo su simplicidad y comodidad, entregase mucha más potencia y diversión al volante. Coincidiría en sus planes con el joven ingeniero de la marca Alfons Löwenberg, con el que intentaría vender la idea a la cúpula de la marca.

Herr Direktor no aprobaría el proyecto, pero ambos se mantendrían firmes en la certeza de que su idea podría ser un éxito. Y así, con los escasos medios que el garaje de Konrad les concedería, prepararían por su cuenta un primer prototipo sobre la base de un LS de serie al que añadirían un motor de 1.6l y doble carburador Weber de un VW Scirocco, y unas suspensiones más firmes derivadas de un coche de rally. El resultado sería un vehículo totalmente inconducible, pero la semilla estaba plantada y ninguno de los dos cejaría en su empeño.

Sabedores de que solos no lograrían el objetivo y que aquel garaje no reunía las condiciones óptimas para el desarrollo del coche, Löwenberg reclutaría a cuatro empleados más de la firma para sumarse a su entusiasta proyecto. Nacería así un equipo de trabajo clandestino llamado Sport Golf Team que, con las lecciones aprendidas durante el primer intento y con la premisa de crear un coche que fuera conducible, económico y relativamente confortable, recurriría esta vez al extenso banco de órganos de la marca para alcanzar su meta. De allí tomarían prestada, por ejemplo, la dirección del VW Scirocco, el motor de 1.6l del Audi 80 GT o unos asientos especiales Recaro pensados para la competición.

A finales de 1974 el proyecto "Sport Golf" era la comidilla de la sede de Wolfsburgo y Rudolf Leiding, nuevo presidente de Volkswagen, intrigado por el proyecto de aquellos seis "iluminados" que se reunían en los talleres en secreto y a horas intempestivas, decidía dar luz verde al proyecto.

ANALIZANDO EL MODELO

Estéticamente, el pequeño deportivo de Volkswagen se diferenciaría de sus hermanos de gama por su calandra de borde rojo con el anagrama GTI en su parte derecha, por sus parachoques sin cromados, por unos pasos de rueda ligeramente más anchos pintados en color negro mate y por unas llantas específicas de 13 pulgadas. En el interior, destacarían los asientos deportivos en tartán y la famosa bola de golf como pomo del cambio de marchas. Esta última excentricidad habría corrido a cargo de Gunhild Liljequist, primera mujer en trabajar como diseñadora de interiores en Volkswagen.

Sin duda el frontal. Buen aspecto general, buena base para el detallado.

Espejos retrovisores desproporcionados, llantas de serie algo anodinas, ligeros fallos de tampografía.

NOTA FINAL: 3 RUEDAS

Y así, en el Salón de Frankfurt de 1975, sería presentado el primer GTI de la saga, que equipando un motor de 1.588cc con inyección electrónica Bosch K-Jetronic y dando en báscula un peso total de tan solo 810kg, sería capaz de entregar 110cv a 6.100rpm para proyectar al Golf a los 100Km/h en tan sólo 9 segundos y hasta los 183 km/h de velocidad punta. Visto hoy en día podría parecer poco caballaje pero, para ponernos en contexto, convendría recordar que un R5 Alpine de la época ofrecería 93cv, mientras que todo un BMW 320 se quedaría en 109cv.

El Golf GTI se pondría a la venta como una serie limitada de 5000 unidades por recomendación de la directiva de Volkswagen, que no creía que el nuevo proyecto fuera a levantar ningún interés entre el público. Pero a las pocas semanas y tras desbordarse la cartera de pedidos, Kurt Lotz decidiría ampliar la producción del GTI, que acabaría convirtiéndose en un fenómeno de masas.

Al cese de la producción de la serie Mk1, más de 6,9 millones de unidades del Golf habían sido comercializadas en todo el mundo y, de ellas, casi 670.000 pertenecerían a la variante GTI. El Salón de Frankfurt de 1982 traería consigo la presentación del Golf Mk2, que un año más tarde reemplazaría a nuestro protagonista en los concesionarios. Pero el pequeño deportivo de primera generación se había convertido, ya por derecho propio, en un vehículo de culto y en el pionero de un nuevo segmento de coches de precio contenido, tamaño compacto y prestaciones deportivas. Y aunque otros llegarían más tarde e intentarían hacerle sombra, el mito ya nunca dejaría de serlo.

Pero eso, ya sería otra historia...

No podría haber mejor forma de dar la bienvenida a la gama básica de Matchbox a nuestra web que con el hatchback más mítico de todos los tiempos, el pionero, el Volkswagen Golf GTI Mk1. Sabemos que son muchas las marcas que lo han reproducido en nuestra escala con mayor o menor éxito, pero esta versión del fabricante británico nos ha resultado la más equilibrada y apetecible.

Comenzaremos nuestro habitual análisis hablando del bonito color gris plata que muestra esta unidad. La pintura es acertada, discreta y fidedigna. A contraste con ella, las características bandas negras laterales del GTI lucen bien aunque, siendo completamente puristas, están incompletas por la falta de una de ellas bajo la más gruesa de ambas. Es un detalle que pasa prácticamente desapercibido al ojo, pero los talleres de Carretera164 se pondrán manos a la obra para subsanar esta minúscula carencia.

Otra carencia del modelo de serie que, esta vez, ha sido corregida ya por nuestros chapistas, era la ausencia de pintura en los bajos y en el spoiler. Estas mejoras, junto al detallado de los intermitentes delanteros y los pilotos traseros, le proporcionan al Golf un aspecto mucho más digno y realista. Y si de realismo se trata, no podemos dejar de referirnos al frontal del coche, sin duda la mejor parte del pequeño Matchbox. Los faros resultan perfectos, los logos una gozada y el famoso marco rojo que rodea la parrilla, una completa exquisitez. Sirva como ejemplo del mimo empleado el diminuto gancho de remolque situado junto a la matrícula.

La carrocería está bien estampada y todas sus nervaduras y rejillas están muy bien definidas. Las manetas de las puertas pintadas en negro y un deposito de combustible bien proporcionado, aumentan la sensación de calidad general. Una de las pocas pegas que podemos ponerle es el excesivo tamaño de los espejos retrovisores, que resultan a nuestro juicio totalmente desproporcionados. En nuestros talleres hemos valorado lijarlos o serrarlos en parte, pero finalmente hemos optado por intentar disimular su tamaño con un toque de pintura negra.

Los interiores son correctos y están bien recreados, con unos buenos asientos y un salpicadero bastante exacto, aunque sin ningún alarde ni botonadura. El chasis, de plástico negro, no es ni de lejos el peor que hemos visto últimamente y el detalle del tubo de escape en oblicuo, como en el coche real, es de agradecer.

Por último, destacar que las llantas han sido reemplazadas por otras con un estilo un poco más racing, que aportan aplomo y dinamismo al conjunto. Y no es que las originales fueran feas o estuvieran fuera de lugar, pero creemos que un neumático de goma siempre es más agradecido a la vista.

Resumiendo, el Volkswagen Golf GTI Mk1 de Matchbox nos deja un muy buen sabor de boca tal y como se nos presenta en su blíster, pero con un par de horas de dedicación y algo de cariño, lo podremos convertir en una pieza destacada dentro de nuestra colección.